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Tuesday, 21 September 2021

Encuentro con el joven Goodman Brown

To read the English version of this post, click on Young Goodman Brown. 

Para la versión en inglés de esta entrada pincha en Young Goodman Brown. 

 Esta es una actividad de otoño o de Halloween para alumnos avanzados. Puede utilizarse meramente para enseñar cultura o como complemento para facilitar la comprensión de la versión en inglés del mismo texto. 

El Joven Goodman Brown

Nathaniel Hawthorne era un escritor norteamericano del siglo XIX. Era de Nueva Inglaterra y descendía del único juez involucrado en los juicios de los brujos de Salem que nunca se arrepintió de su participación en este asunto. Estos juicios, que se iniciaron  en 1692 y duraron  hasta 1693 son probablemente el más sonado ejemplo de histeria colectiva en Norteamérica. Según algunos, fueron el acontecimiento que puso fin en Norteamérica a la teocracia, es decir al gobierno en el que el poder político es ejercido por personas supuestamente guiadas por autoridades divinas. Cuando unas cuantas chiquillas fueron pilladas consultando a una adivina, sabiendo que iban a ser castigadas, intentaron evitar el castigo acusando falsamente a otras personas de brujería. Vecinos que tenían rencillas con otros vecinos aprovecharon la ocasión para vengarse. Personas que deseaban hacerse con las tierras de otras personas también acusaron a estas últimas. Hasta la adivina implicada, que era una esclava de color, logró conseguir su libertad al testificar contra inocentes. Aquellos que sentían un miedo patológico de todo lo que no podían controlar y aquellos que se consideraban con derecho a controlar a los demás se crecieron. Más de doscientas personas fueron acusadas de tratar con el diablo. Catorce mujeres y cinco hombres fueron ahorcados y un hombre fue ejecutado por aplastamiento. Otros detenidos murieron en la cárcel. Aunque Nathaniel siguió siendo una persona muy ética, renunció al puritanismo de sus ancestros a favor de la compasión. Autor de “La Letra Escarlata,” un gran clásico anti-puritano, quizás sea en el cuento corto titulado “El Joven Goodman Brown” donde se ve con más claridad lo que sentía en relación con sus antepasados.

La historia del joven Goodman Brown es una alegoría sobre el reconocimiento del mal como algo inherente a la naturaleza humana. Las buenas personas suelen fijarse más en sus defectos que en los de los demás, pero cuando pierden la inocencia no pueden evitar reconocer el mal allí donde lo encuentran. Puede que lo vean incluso donde no existe.

La historia de Goodman es la siguiente:

El piadoso Goodman Brown sale de su casa en la villa de Salem cuando se está poniendo el sol, dejando  sola a su mujer, Fe, con la que lleva casado solo tres meses a pesar de que Fe le ruega encarecidamente que permanezca con ella “esa noche más que cualquier otra noche.” A pesar de que Fe está angustiada y asustada, Goodman dice que tiene que ocuparse de un asunto que ha de resolver esa misma noche. Si Fe se va a la cama temprano después de haber rezado, no la pasará nada malo. A pesar de sus temores, Fe le deja irse, diciendo que espera que él encuentre todo en orden cuando vuelva. Las cintas rosas que adornan el tocado de Fe bailan con el viento mientras ella observa como su marido se aleja.

Goodman, que considera a Fe un santo ángel, se promete a si mismo que volverá con su mujer después de esa noche y jamás volverá a alejarse de ella. Su intención es seguirla directamente al cielo. Acelera el paso para poder acabar cuanto antes con su misión y entra en un imponente bosque, siguiendo un camino estrecho flanqueado por vegetación tan densa y lúgubre que es imposible saber que puede haber escondido detrás de ella, ya se trate de bestias salvajes, indios enfurecidos o el mismo diablo. A pesar de sus reticencias, Goodman avanza hasta que se encuentra con un hombre que le aguarda sentado al pie de un viejo árbol.

El hombre, de unos cincuenta años de edad, tiene cierto parecido con Goodman y podrían tomarles por padre e hijo. A pesar de su ropa sobria y sencilla, el hombre mayor tiene el aire de uno que conoce bien el mundo. Lleva un extraño bastón con la forma de una gran serpiente negra que, en la escasa luz que hay en ese lugar, parece estar viva. El hombre le ofrece a Goodman, que está algo estresado, dicho bastón, para que pueda caminar más fácilmente por el bosque.

En vez de aceptar el bastón, Goodman dice que ha cumplido con su palabra y ha venido al bosque para encontrarse con el hombre mayor y que ahora que se han encontrado le gustaría volver a casa. El viejo dice que apenas han penetrado en el bosque y deben adentrarse más. Goodman responde que ya ha ido demasiado lejos. Su padre y su abuelo jamás hubiesen llegado tan lejos. Dice que él es de buena familia, muy  cristiana,  y sería el primer Brown en seguir un camino como ese y en semejante compañía.

El viejo responde que él conoce muy bien a los Brown. Ayudó al abuelo de Goodman, el alguacil,  a azotar a una mujer cuáquera por las calles de Salem. También asistió al padre de Goodman cuando éste quemó un poblado indígena. A decir verdad, era tan amigo de los Brown que le gustaría serlo de Goodman por cariño a sus parientes.

Goodman responde que jamás oyó cosa tal, y que si esto fuese cierto, hubiesen expulsado a su familia de Nueva Inglaterra. El hombre mayor alega que él conoce pero que muy bien a la gente de Nueva Inglaterra. Es amigo de la mayoría de los caciques  locales, incluyendo al gobernador. Goodman se sorprende al escuchar esto. Dice que él es un hombre sencillo que nada tiene que ver con gentes poderosas, pero que se avergonzaría mucho si no pudiese mirar a los ojos a su pastor ese domingo por haber continuado por esa senda. Al viejo le da un ataque de risa. Esto le sienta mal a Goodman, que dice que no va a seguir adelante por amor a su esposa, Fe. El hombre mayor, todavía muerto de risa, dice que Goodman puede irse si lo desea. Él no tiene ningún deseo de hacerle daño a Fe.

En ese momento una tercera persona aparece deambulando por el camino. Se trata de la comadre Cloyse, una anciana ejemplar que fue la catequista de Goodman cuando era niño. Goodman no entiende que puede estar haciendo esta señora vagando por el bosque de noche, pero avergonzado de que ella pueda verle ahí, se esconde detrás de unos arbustos. El hombre mayor roza a la anciana en el cuello con su bastón. “¡El demonio!” exclama la Señora Cloyse al ver quién la ha tocado. El hombre mayor dice que la mujer ha reconocido a su viejo amigo y comienzan a charlar. Ella dice que ha perdido su escoba y por eso va a pie a cierta reunión a la que desea asistir porque un joven apuesto va a ser iniciado esa noche. Pide al viejo que le preste su brazo para llegar hasta allí pero él dice que solo puede ofrecerla su bastón. La vieja y el bastón desaparecen del lugar. 

Goodman y el otro hombre siguen adentrándose cada vez más en el bosque. El viejo corta una rama de arce y fabrica otro bastón. De pronto, Goodman se desploma sobre el tocón de un árbol y se niega a seguir adelante. Quiere volver con Fe. El viejo le asegura a Goodman que va a cambiar de parecer, pero que puede sentarse a descansar un poco si le hace falta. Entrega el bastón nuevo a Goodman y desaparece en la oscuridad. Mientras Goodman se congratula a si mismo por haber puesto fin a esta excursión, oye como se acercan unos caballos. Escucha las voces de dos hombres. Aunque no puede verles, identifica las voces como la de su pastor y la del diácono Gookin. Conforme avanzan a paso lento y quedo, mencionan que una mujer joven va a ser iniciada en la reunión a la que se dirigen.

Horrorizado, Goodman alza sus ojos al cielo. El trocito de cielo que ve sobre él es azul y está iluminado por estrellas. Pero una nube negra lo cubre de pronto. Goodman comienza a escuchar las voces de sus vecinos, tanto los de buena reputación como los de mala. La voz angustiada de una joven parece estar pidiendo un favor que teme obtener. Y la multitud invisible la anima a hacerlo. Una cinta rosa cae de la nube y queda colgada de la rama de un árbol.

Goodman corre enloquecido hacía el corazón de la oscuridad, entre árboles que crujen, bestias que aúllan e indios que gritan, pero los gritos de Goodman son más horribles que todos estos sonidos juntos. Goodman se dice a si mismo que nada teme, porque él mismo es lo más terrible que hay en el bosque. Finalmente llega a un claro en cuyo centro se halla una roca llameante rodeada por cuatro pinos encendidos como velas. Una luz roja se enciende y apaga y una congregación enorme aparece y desaparece. Los presentes incluyen damas de clase alta, esposas de hombres muy importantes, muchas viudas y algunas muchachas jóvenes. Su pastor está allí y también el diácono Gookin. Gentes de buena reputación se encuentran junto a personas disolutas alternando sin reparo alguno. Incluso hay brujos indios, más terribles que los europeos, allí presentes entre sus enemigos de rostros pálidos. Todos están cantando un himno horrendo. “¿Dónde está Fe?” pregunta Goodman Brown. Una figura de evidente autoridad aparece entre la multitud y una voz grita “Traed a los conversos!”

Goodman da un paso adelante, pensando que su padre está ahí llamándole. Una muer de facciones indefinidas intenta advertirle de que no siga y Goodman piensa que quizás sea su madre. Pero antes de que pueda retroceder el pastor y el diácono le agarran y le llevan hasta el altar. La Señora Cloyse y otra bruja conducen a una mujer cubierta por un velo hasta su lado. La oscura figura que preside la reunión les da la bienvenida a Goodman y a la mujer velada. Les promete que van a penetrar el misterio del pecado y que en adelante lo reconocerán allí donde esté. Les dice que se miren el uno a la otra. Goodman entonces ve a Fe temblando delante de él. El mal, dice la figura oscura, va a ser su única felicidad y conocerán los pecados de los demás mejor que los suyos propios. La figura mete una mano en un cuenco que contiene un liquido rojo y está a punto de marcarles la frente con el mismo.

“¡Fe! ¡Fe!” grita Goodman. “¡Mira al cielo y resiste la embestida del Maligno!”

Goodman jamás llegaría a saber si Fe le obedeció o no. Se encontró de pronto solo en el bosque, escuchando únicamente los rugidos del viento.

A la mañana siguiente Goodman caminó lentamente hasta la villa de Salem. Todo estaba como lo había dejado. Pero cuando el pastor le saludó, Goodman se alejó rápidamente de él. Cuando vio a la Señora Cloyse catequizando a una niña, Goodman agarró a la chiquilla y se la llevó de ahí. Y cuando se encontró con su Fe, luciendo su tocado de lazos rosas y tan contenta de ver a su marido, Goodman pasó de largo sin saludarla. Goodman se convirtió en un hombre triste y amargado que no volvió a fiarse de nadie hasta el día de su muerte, pues siempre veía el mal en los demás. La duda había suplantado a la fe en su corazón.

TEST

A) Todas estas afirmaciones son probablemente ciertas. Explica por qué crees que lo son aportando información del texto.

1. Es un acierto que la esposa de Goodman se llame Fe.

2. Fe no quiere que Goodman la deje. Parece tener miedo de que lo haga de forma permanente. Tal vez eso sea lo que teme que vaya a ocurrir en esa fatídica noche. 

3. Por razones que desconocemos, Goodman ha prometido reunirse con cierto hombre en el bosque de noche.

4. El hombre con el que se reúne Goodman se parece a él, pero es mayor que él. A Goodman le recuerda a su padre y a su abuelo.

5. Goodman cree que sus antepasados jamás harían lo que él esta haciendo. Pero el hombre mayor le dice que eran buenos amigos suyos y que él les ayudó a hacer cosas malas. Cuando le ofrece a Goodman su bastón con forma de serpiente, le está ofreciendo también su ayuda, haciendo que le sea a Goodman más fácil hacer cosas malas.

6. Goodman dice que si sus ancestros hubiesen sido malvados la gente virtuosa de Nueva Inglaterra les hubiesen expulsado de ahí. El hombre mayor responde que él es amigo de esta gente también, el pastor de Goodman inclusive.  

7. Lo único que Goodman puede decir a continuación es que su esposa es buena y él quiere regresar con ella. Pero antes de que se pueda ir aparece una vieja que avanza por el sendero. 

8. La anciana reconoce al demonio cuando ve al hombre mayor. Parecen ser excelentes amigos. Él la ayuda a llegar a una reunión que ella está deseosa de atender.

9. Goodman entonces escucha a dos hombres que hablan de una reunión a la que se están dirigiendo. En esta reunión, una joven va a ser iniciada en un grupo al que ellos pertenecen.

10. Una nube negra cubre el cielo y en la oscuridad Goodman escucha las voces de sus vecinos, tanto buenos como malos, animando a una joven que duda en pedir un favor que le saldrá caro.

11. Goodman sospecha que la joven es Fe y enloquece.

12. Goodman llega a un claro en el bosque donde una multitud se ha congregado alrededor de una especie de altar.

13. El ser que preside la reunión pide que le acerquen a los conversos y Goodman ve que se trata de él mismo y de su mujer.

14. Goodman le pide a Fe que renuncie al demonio, haciendo de este modo él lo mismo.

 15. Después de esta noche Goodman cambia. Ya no puede mirar a cualquier persona sin ver el mal que hay en ella.

B) Una buena historia sobrevive en el tiempo y puede ser interpretada de muchas maneras. Contesta estas preguntas sobre las diferencias entre la forma en que vemos las cosas hoy en día y la forma en que las veían los puritanos y el autor de este cuento.

1. ¿Ha tenido Goodman una simple pesadilla que le ha agriado el carácter o es que sufre de una enfermedad mental?

2. ¿Estaba Goodman realmente contento con su matrimonio? ¿Por qué llevaba Fe lazos rosas? ¿No debería vestir ropa oscura como las buenas puritanas? ¿Por qué  la deja Goodman para reunirse con otra persona en un lugar oculto y de noche?

3. ¿Sería políticamente correcta hoy la manera en que el autor habla de los indios?

4. Una teoría sostiene que el bien existe allí donde se intenta hacer, no importa cuales sean los resultados. ¿Podría Goodman haber hecho algo para vencer la tristeza que se había apoderado de él?

5. ¿Qué piensas de este cuento?

Meeting Young Goodman Brown

Para la versión en español de esta entrada, pincha en Encuentro con el  joven Goodman Brown.

To read the Spanish version of this  post, click on Encuentro con el joven Goodman Brown.

This is an activity for advanced students. It may be used as a Halloween or fall activity. The best way to employ it in class is to hand a copy of this text and test to each student. They should be given a week or so to read the text and prepare the answers to the test at home. The text can  then be discussed in class and the questions answered. Giving Spanish students a copy of the Spanish version of this activity to consult should save them research time if they cannot easily understand all the text.

Meeting Young Goodman Brown

Nathaniel Hawthorne was a nineteenth century American writer  from New England. He  was descended from the only judge in the Salem Witch Trials who never repented of   his involvement. The Salem Witch Trials  (1692-93) are probably the most celebrated example of mass hysteria in North America. They are also held by some to be the events that put an end  to theocracy – government by persons held to be divinely guided - in America.  When  a few children were caught consulting a coloured fortuneteller, knowing they would be punished for it, they tried to save their skins accusing other people of witchcraft. Neighbors who held grievances against others took the opportunity to avenge themselves and persons who coveted the lands of other people also participated in the accusations with a view to obtain benefit. The fortuneteller, who was a slave, testified  falsely and won her freedom. People who had a pathological fear of what they could not control as well as those who believed it their duty to control others rose to the fore. Over two hundred people were accused of witchcraft, fourteen women and five men were hanged and one man was pressed to death. Others died in jail. Although Nathaniel remained a very ethical person, he renounced  the puritanism of his ancestors and exchanged righteousness for compassion.. Author of a great anti-Puritan classic, “The Scarlet Letter,”  his feelings about his ancestors are perhaps best exposed in the short story  “Young Goodman Brown.”

The tale of Young Goodman Brown is an allegory about the recognition of evil as the nature of humanity. Good people are more prone to see their own shortcomings than the evil in others. But once they lose their innocence, they often cannot help recognizing evil wherever they see it. Or even seeing it where it might not really exist.

Goodman’s story is as follows:

Pious Goodman Brown walks out of his home in the village of Salem at sunset,  leaving Faith, his wife of three months, alone  despite her pleas for him to remain by her side  on “this of all nights.” Though she is clearly distressed and frightened, he tells her she will be well   if she says her prayers and goes to bed early. Goodman says he has business that can only be done that night but assures her he will return at sunrise. Distrubed as she is, Faith lets him go on his way, telling him she hopes he will  find all is well when he returns. She remains behind with the pink ribbons in her cap waving in the wind as she sadly watches her husband  walk away.

Goodman, who considers Faith a blessed angel, promises himself that he will return to her after this one night, never leave her again and follow her straight to Heaven.  He quickens his pace so he can get his business done sooner and enters a formidable forest where he follows a narrow path flanked on both sides by such thick and gloomy vegetation that there is no knowing what might be lurking  behind it, be it wild beasts, angry Indians or the devil himself.  Despite his misgivings, Goodman advances until he comes upon a man who is sitting at the foot of an old tree. 

The man, who  is in his fifties, has a certain resemblance to Goodman, and they might well be taken for father and son. Despite his simple, sober clothes, the older man has the air of one who knows the world.  He carries a remarkable  staff, shaped like a great black serpent, which, in the scarce light seems to be alive. The man offers Goodman, who seems a little stressed, his staff, so he can walk more easily through the forest.

Instead of accepting the staff, Goodman says that he has kept his word and come to the forest to meet the older man there and that now that they have met he would like to return home.  The older man says they are but a little ways into the forest and must go in deeper. Goodman says he has already gone too far.  His father and his grandfather would never have gone as far. He says he is from a race of honest Christians and would be the first  Brown to have ever followed such a path and in such company.

The older man answers that he has always been very well acquainted with the Browns. He helped Goodman’s grandfather , the constable, lash a Quaker woman through the streets of Salem. He also aided Goodman’s father in burning down an Indian Village. In fact, he was such good friends with both these Browns that for their sake he would be Goodman’s too.

Goodman says he never heard speak of such a thing, and were it true, his family would have been driven out of New England. The older man replies that he is well acquainted with the people of New England too. He is friends with most of the local authorities, including the governor.  Goodman is surprised to hear  this, and says that he is a simple man who has nothing to do with high people, but would be ashamed to face his minister on the Sabbath if he were to continue along  this path. The elder man then bursts into laughter, shaking so that his staff seems to be laughing  too.  Goodman, vexed, says he will not go on for love of his wife. The older man, still laughing, says Goodman may leave if he chooses. He has no wish to hurt Faith.

 At this point, a third person appears walking  along the path. This is Goody Cloyse, an exemplary old woman who taught Goodman his cathecism when he was a child. Goodman cannot understand what this woman is doing wandering in the forest at night, but ashamed that she might see him there, he hides behind some bushes. The  old man touches Goody Cloyse on the neck with his staff. “The devil!” she cries upon seeing who it  has touched her. The older man says she has recognized her old friend and the woman begins to chat with him, saying her broomstick has disappeared and that is why she is footing it to a meeting she wishes to attend because a nice young man is to be taken into communion that night. She asks the old man to lend her his arm but he says he cannot, he can only offer her his staff. Goody and the staff then disappear.

Goodman and the older man continue walking deeprer and deeprer into the forest. The older man plucks a maple branch and fashions a walking-stick. Suddenly, Goodman collapses on the stump of a tree and refuses to go further. He wishes to return to Faith. The older man assures Goodman that he will change his mind about this, but he can rest for a while if he needs to.  He gives his new staff to Goodman and vanishes into the gloom. While Goodman congratulates himself on having put a stop to his journey, he hears the tramp of horses and then the voices of two men as they ride by. He cannot see the speakers but identifies their voices as those of his minister and of Deacon Gookin. As they jog quietly by, they mention a  young woman who will be taken into communion at a meeting they are on their way to.

Horrified, Goodman looks up to Heaven. The patch of sky above him is blue and bright with stars, but a black mass suddenly clouds it.  Goodman begins to hear the voices of his neighbours, both  those held to be good and those held to be  bad. The anguished voice of a young woman seems to be begging for a favor she fears to obtain. And the unseen multitude of seems to encourage her onward.  A pink ribbon falls from the cloud as it vanishes and hangs from the branch of a tree.

Maddened, Goodman rushes further into the heart of the dark, midst creaking trees, howling beasts and yelling Indians and his shouts are more horrible than any of these dreadful sounds. He tells himself he is unafraid, because he is the most frightening thing in the forest. Finally, he reaches a clearing in the middle of which there is a blazing rock shaped like an altar surrounded by four pines lit like candles. As a red light rises and falls, a numerous congregation appears and disappears. Those present inlude high dames, wives of honored husbands, widows and young maidens. His minister is there and so is Deacon Gookin. People of good repute stand next to those of dissolute lives. Even Indian priests are present among their palefaced enemies. All are singing a dreadful anthem.  “Where is Faith?” asks Goodman Brown. A figure of evident authority appears  and a voice shouts “Bring  forth the converts!”

 Goodman steps to the fore, thinking his father is beckoning him. A woman’s figure seems to warn him back. Goodman senses this is his mother. But before he can retreat, the minister and Deacon Gookin seize him and lead him to the altar. Goody Cloyse and another witch lead a veiled female forward. The dark figure that presides the meeting welcomes Goodman and the veiled female, promising them that they will penetrate the mystery of sin and recognize it wherever it is to be found.  He bids them look upon each other. Goodman then beholds Faith trembling before him. Evil, the fiend says, is to be their only happiness and they will be more conscious of the guilt of others than of their own. It dips its hand in a basin full of a red liquid and is about to anoint their foreheads with this.

“Faith! Faith!” cries Goodman suddenly. “Look up to Heaven and resist the Wicked One!”

Goodman was never to know if Faith obeyed him or not. He found himself suddenly  alone in the forest, hearing only the roaring of the wind.        

The next morning Goodman walked slowly into the village of Salem. Everything was just as it had always been. But when the minister greeted him, he shied away. When he saw Goody Cloyse catechising a little girl, he snatched the child away. And when he met Faith, with the pink ribbons, so happy to see he was back, he passed on without greeting her. Goodman had become a grave and sad man who trusted nobody till the day he died, for he always saw the evil in them.  Doubt had supplanted Faith in his heart.

TEST

A) All these statements are probably true. Explain why you think they are using information from the text.

1. Goodman’s wife is aptly called Faith.

2. Faith doesn’t want Goodman to leave her. She seems to be afraid he will do this permanently. Perhaps this is the thing she fears will happen on “this of all nights.”

3. For reasons unknown to us, Goodman has promised to meet a certain man in the forest at midnight.

4. The man Goodman meets looks a lot like him, but is older. Seeing  this, Goodman is reminded of his father and grandfather.

5. Goodman thinks his ancestors would never do what he is doing. But the older man says they were great friends of his and he helped them perform wicked acts. When he offers Goodman his serpent-shaped staff so he can walk more easily through the forest, he is offering Goodman his help too, making it easier for him to do wicked things.

6. Goodman says that if his ancestors had been evil, they would have been driven out of New England by the virtuous people who live there. The older man  replies he is friends with these people too, including Goodman’s minister. 

7. All Goodman can say next is that his wife is good and he wants to return to her. But before he can leave, an old woman appears advancing along the path.  

8. The old woman  recognizes the devil when she sees the older man. They appear to be excellent friends. He helps her on her way to a meeting she is eager to attend.

9. Goodman next hears two men speak about a meeting they are heading for, where a young woman will be initiated into a group they belong to.

10. A black cloud covers the sky and in the gloom Goodman hears the voices of his neighbors, both good and bad, encouraging a young woman who has doubts about asking for a favor she may have to pay dearly for.

11. Goodman suspects the young woman is Faith and goes berserk.

12. He arrives at a spot in the forest where a multitude is congregated round a sort of altar.

13. The being who presides this meeting asks for the converts to be brought forth and Goodman sees these are he himself and his wife.

14. Goodman asks Faith to renounce the devil, thus doing so himself.

15. After this night, Goodman is changed. He can no longer look upon people without seeing the bad there may be in them.

B) A good story survives in time and can be interpreted in many ways. Answer these questions about the differences between the way we see things today and the way the Puritans  and the author of this story did:

1. Has Goodman only had a nightmare that has ruined his character or is he suffering from a  mental disorder?

2. Was Goodman truly pleased with his marriage? Why is a Puritan like Faith wearing pink ribbons? Shouldn’t she be wearing dark, sober colors?  Why is Goodman meeting someone else in a hidden place at night?

3. Would the way the author writes about the Indians be politically correct today?

4. There is a theory that good exists where one tries to do good, no matter what the results. Could Goodman have done something  to overcome the gloom that had overtaken him?

5. What do you think of this story?


Saturday, 10 July 2021

The Birthdaymython / El Cumplemitón



The tales told by Nauta in his mini mythology section in this blog all come from The Birthdaymython, a birthdaybook on Greek and Roman mythology. You can read this whole book and search for your birthday's tale by clicking on The Birthdaymython / El Cumplemitón.

Los cuentos mitológicos que contaba Nauta en la sección de mini mitología de este blog todos proceden de El Cumplemitón, un libro de cumpleaños sobre mitos griegos y romanos. Puedes leer el libro entero y buscar el mito que corresponde a tu cumpleaños pinchando en The Birthdaymython / El Cumplemitón.

Friday, 23 April 2021

Book Day 2021 / Día del Libro 2021

 


Belle and Bella, of the Bluebell fairies of Minced Forest wish you a very happy Book Day today. 

     Beli y Bela,  de las hadas azules del Bosque Triturado, os desean un muy feliz Día del Libro hoy.  

And on this special occasion they invite you to browse through Tales of a Minced Forest, the book version of the Toora Chronicles Dialogues.  Click here https://talesofamincedforest.blogspot.com/  to read in English. Since the blogroll only admitted a certain number of chapters published in one month, please go to the searcher above right and write the number of the chapter you wish to see. It should appear immediately. On the main page there is a table of contents with the names and numbers of all the chapters.

Y os invitan a pasear por los Cuentos de un Bosque Triturado, que es la versión novelada de los diálogos de las Crónicas Toora. Pinchar aquí https://cuentosdelbosquetriturado.blogspot.com/ para leer el libro en español. Como el archivo del blog solo admitía un número concreto de capítulos en un mes, por favor acudan al buscador arriba a la derecha y escriban el número del capítulo que quieran ver. Debería aparecer inmediatamente. En la página principal hay un índice con los nombres y números de todos los capítulos.  

Monday, 15 February 2021

La Triste Suerte de un Feminista

This post is published here only in Spanish. / Esta entrada sólo se ha publicado en español. 

Queridos R. y V.,

Os dedico esta carta debido a un disgusto que me llevé la última vez que hablamos.

En Londres, a mediados del siglo XVIII, había un editor e impresor que a sus cincuenta y un años decidió escribir una novela. Al Sr. Samuel Richardson le gustaban las mujeres. No es que fuese un pendón ni nada de eso. Todo lo contrario. Es que le gustaba escucharlas y aconsejarlas. También le gustaba escribir,  sobre todo cartas y notas. De niño se sentaba en la cocina y escuchaba las conversaciones de las sirvientas. Con el tiempo se dedicó a prestar una mano a las que eran analfabetas escribiendo para ellas las cartas que estas querían mandar a sus familias, pues la mayoría de estas chicas procedían del campo y se habían mudado a la ciudad para encontrar trabajo. Debido a la atención que prestaba a estas mujeres Richardson llegó a conocer muy bien sus preocupaciones y problemas, y  lo que aprendió de ellas quedó plasmado en un bestseller titulado Pamela, o la virtud recompensada. 

Esta novela epistolar trata de una muchacha buena y hermosa que sirve en casa de un joven apuesto y acomodado.  Él se enamora locamente de ella pero no la quiere como esposa porque no es de su clase social. El señorito hará todo lo posible para convertir a la criada en su mantenida, pero la muchacha se resiste como una campeona y al final de una historia truculenta el señorito es el que cede, desiste de emplear malas artes  para seducir a su amada y se casa con ella. La virtud de Pamela queda reconocida y premiada. La joven es aceptada en la alta sociedad.

El exitazo de Pamela empezó a preocupar a otras mujeres que Richardson conocía. Se trataba de mujeres privilegiadas que tenían tiempo para dedicarse al arte y a la literatura y algunas incluso a mejorar la suerte de las mujeres en general.  Algunas de estas señoras se reunían tarde por la tarde para tomar el té y otros refrescos e invitaban a algunos caballeros para que las  ilustrasen sobre temas culturales y religiosos. No tenían acceso a las universidades ni a otros centros de enseñanza superior y esa era una manera de conseguir que “una mujer de cuarenta años no fuese más ignorante que un niño de doce.”

Quizás el más famoso de estos grupos era el llamado Club de las Medias Azules.  Por aquel entonces tanto los hombres como las mujeres llevaban medias de seda  blanca o negra cuando asistían a eventos formales. Para quehaceres más cotidianos utilizaban medias azules de hilo de lana  porque eran más económicas. El Sr. Benjamín Stillingfleet era un botánico de renombre que no tenía dinero para medias caras. Le tocaba asistir a los salones de estas señoras con medias azules, y algunas se solidarizaron con él vistiendo de manera informal y llevando también medias celestes. De ahí el nombre del club, y hasta hoy la palabra bluestocking aparece en los diccionarios ingleses y se aplica a mujeres doctas y/o sabihondas.     

Bien, pues el Sr. Richardson tuvo que escribir una segunda novela para tranquilizar a aquellas personas que temían que las sirvientas y los señoritos siguiesen todos el ejemplo de Pamela y su flamante esposo y las  señoritas de postín se quedasen sin maridos. También había que tranquilizar a  los que pensaban que unas cuantas lectoras ingenuas  e ilusionadas podrían caer en las redes de sinvergüenzas creyendo que estos al final valorarían su virtud y se casarían con ellas.  Así fue como el Sr. Richardson escribió su obra maestra, Clarissa Harlowe, o la historia de una joven dama. Esta enorme novela epistolar  que consta de 537 cartas, algunas larguísimas, y una conclusión de varias páginas, es uno de los hitos de la literatura feminista.

Clarissa es una joven sin par, bella, buena, juiciosa  e inteligente. Pertenece a una familia burguesa que ha logrado multiplicar la fortuna familiar  gracias al trabajo duro y productivo. El abuelo de Clarissa está tan orgulloso de su nieta que la nombra su única heredera, pasando de sus otros nietos. Clarissa inmediatamente cede toda la herencia a su padre, pidiéndole a este que la administre como él vea oportuno, entregándola a ella solo lo que necesite para atender a las caridades y buenas obras que ella acostumbra a realizar. A pesar de este gesto,  su hermana y hermano se sienten ofendidos. Ellos pueden heredar buenas sumas de su padre y de unos tíos que han permanecido solteros para no tener que repartir su dinero entre muchos descendientes y así mejorar las posibilidades de que algún miembro de la familia llegue a penetrar en las más altas esferas sociales por medio de una buena boda. Pero los celos y la envidia están a punto de estallar.

Un joven aristócrata pagado de sí mismo al que nadie se atreve a toser escucha cantar las excelencias de Clarissa y decide que por ser esta la mejor de las mujeres en el mercado matrimonial es la que él se merece.  La posición social y situación económica  de Robert Lovelace es exactamente aquella que  buscan los Harlowe para poder trepar. Pero el emisario que manda Lovelace a pedir la mano de la Señorita Harlowe comete un error. No aclara a cuál de las dos hermanas se refiere y Lovelace acaba prometido a la hermana equivocada. Lovelace consigue manipular a la hermana de Clarissa de manera que esta rompe el compromiso aún sin querer hacerlo. Cuando procede a pedir la mano de la mujer que realmente le interesa, los hermanos de Clarissa, muertos de celos y envidia, deciden impedir esta boda. El joven Harlowe provoca a Lovelace, que no tiene otra alternativa que defenderse.  Se baten, y Lovelace consigue derrotar a Harlowe sin matarle, pero el hermano de Clarissa se siente humillado.  Los Harlowe se dejan llevar por la ira y buscan rápidamente otro pretendiente para Clarissa. Se trata de un hombre muy rico pero repulsivo, un ser inferior en todo menos en cuanto a su fortuna, que es tan tonto que ni se da cuenta del peligro que corre, ya que Lovelace ha dejado claro que si Clarissa no es para él, va a matar a su hermano y a cualquiera que se atreva a arrimarse a ella.   

La pobre Clarissa siempre había dicho que ella estaba dispuesta a someterse a su marido como mandaba la ley en esa época, pero que por eso mismo nunca podría casarse con un hombre que no fuese moralmente superior a ella.  Su nuevo pretendiente claramente no lo es,  puesto que está dispuesto a forzar a una mujer que no le quiere a casarse con él, cosa que no haría ningún hombre decente. Clarissa se niega a aceptar a su nuevo pretendiente como marido. 

La familia Harlowe comienza a maltratar y a acosar a Clarissa hasta  que esta ve que la única salida que tiene es fugarse de su hogar.  Su mejor amiga está dispuesta a darla cobijo, pero la madre de esa chica se niega a interferir en una pelea familiar. En Inglaterra, un padre no podía obligar a una hija a casarse en contra de su voluntad. Pero no tenía que seguir manteniendo a un hijo o hija que no le obedeciese. Clarissa  había cedido su fortuna y no tenía medios para sobrevivir  por su cuenta. Lovelace consigue convencerla de que la llevará a casa de las mujeres de su familia y podrá vivir bajo la protección de estas hasta que los Harlowe entren en razón y accedan a que él se case con Clarissa. La pobre Clarissa acepta esta propuesta como el menor de dos males y Lovelace consigue sacarla de la prisión en la que se ha convertido el hogar de los Harlowe.

Hasta aquí parece haber una solución para el problema de Clarissa, pero resulta que Lovelace es un enfermo que no sabe lo que quiere. En lugar de situar a Clarissa bajo la protección de su familia, se dedica a atormentarla, supuestamente para ver hasta donde aguanta su virtud. Si Clarissa se deja seducir, él no se casará con ella. Si no se deja seducir, seguirá atormentándola para ver lo que aguanta. A la pobre Clarissa no la queda otra que morirse de pena y eso es lo que hace tras unas dos mil páginas de crueldad mental  y finalmente física.     

Los lectores estaban indignados. El impacto psicológico que causó esta novela contribuyó a que las mujeres no fuesen vistas como meros apéndices de un marido, padre, o hermano. Empezaron a ser vistas como entes autónomos cuyas  mentes merecían ser cultivadas. El hermano, el padre, los pretendientes de Clarissa y la legislación vigente  habían dejado  al patriarcado a la altura del betún, y el Sr. Richardson tuvo que escribir una tercera novela para demostrar que había hombres buenos.

La Historia de Sir Charles Grandison nos presenta a un hombre modélico, un perfecto caballero. Grandison es un pacifista que respeta a los demás y cumple con las normas sociales siempre que es moralmente posible. Es tan tolerante que hasta casi se casa con una católica italiana.  No puede renunciar a su religión, pero está dispuesto a que la extranjera conserve la suya y propone que los hijos varones  de este matrimonio sean criados como protestantes y las hijas sigan la religión de su madre. Cuando la italiana renuncia a Grandison para no ofender a sus padres, que se niegan a dar su consentimiento a este matrimonio,  Grandison queda libre para casarse con una inglesa que ha rescatado de las garras de un sinvergüenza al que acaba civilizando con su ejemplo. 

Aunque de Pamela se burló mucha gente, y muchos llamaron a Grandison un mojigato del primer agua, Clarissa pudo vencer a los críticos que intentaron desprestigiarla. Entre sus defensores destacó Terry Eagleton, por ejemplo, con un ensayo muy interesante.

Y por todo esto, queridos R.  y V., yo me llevé un disgusto al escuchar que conocíais a Pamela de una película de dudoso gusto y de nada más. El Sr. Richardson se revolvería en su tumba de saber esto. Y sus amigas de las cocinas y de las medias azules también. De ahí esta carta, que termino citando las primeras cuatro líneas de unos versos que sobre este autor escribió la feminista Elizabeth Carter.

“Si alguna vez la benevolencia fue apreciada, si en algún momento la sabiduría fue sinceramente estimada, o pudo la válida imaginación atraer profunda atención, acérquense con respeto a las cenizas de Richardson.”  

Con más cariño que indignación,  se despide M.

P.D.: Para los que tengan paciencia con el siglo XVIII y algo de tiempo disponible,  hay  por lo menos otro DVD  basado en la obra de Richardson que sí se puede recomendar aquí, y así lo hago. 

Sunday, 15 November 2020

Little Women: Ambition and /or Benevolence


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The magazine SpeakUp, which has been of use to me on many occasions,  published this September an issue accompanied by a DVD of Greta Gerwig’s film versión of  Little Women.  It is to be supposed that this DVD will be used in more than one classroom this season. Although the film is visually beautiful and I share its director’s love for Louisa May Alcott’s work, I believe it will not be easy to follow and understand by those who have not read the novel previously. The script, nominated for an Oscar, leaps merrirly – and dizziingly - from one period in the lives of the novel’s heroines to another.  Scenes in which the girls are grown women are followed by scenes from the past, when they were still children. The fact that the same actresses interpret these characters all the while, only adds to the confusion. Only true fans of the novel can appreciate what has been done with it in this film. More than the little guidebook the magazine provides to explain the film will be needed for a neophyte to grasp what´s happening. By the way, I have spotted a mistake in page 6 of the guidebook, where it says that the male protagonist lives with his uncle. This is not so. He lives with his grandfather.  There is no uncle whatsoever. I repeat that the magazine has been useful to me. It is not my intention to criticize it. It is that this is a special occasion.

I publish this post precisely because I wish to give some keys that can help explain the film or even the novel in the classroom, and also because the 29th of November is Louisa May Alcott’s 188th birthday.

INTERPRETATIONS:

Like all good literature, Alcott’s novel about four sisters who grow up in liberty but with ethics admits  diverse interpretations. The different films and plays  and even the musical that have adapted this novel have stressed one or another aspect of this work. Thus, the movie version filmed in 1933  emphasized the precarious financial situation of the March family, so audiences that were sufferning the Great Depression could relate to the characters. The 1949 film instead, and due to the Second World War, stressed the importance of sacrifice and effort to be made when there is a war to be won. In the case of Little Women, this was the American Civil War, also known as the War Between the States, depending on which side you were on, North or South. The 1994 film focused on how talented and creative the sisters were and how they wished to fulfill their dreams in a world in which women had few possibilities beyond a convenient marriage or a badly paid job in primary education.  And the 2019 film, which is the version that concerns us here, carries this need to triumph as far as it can and maybe further.

To understand what the 2019 film has done with the novel it is necessary to understand each of the members of the March family as well as the book’s minor characters. 

THE OLDER FOLKS

Mr. March is an idealist and an activist who is fighting for the abolition of slavery. He spends the greater part of the novel at the front. He writes inspiring letters to his daughters encouraging them to be good but also effective. He is one of those people who, in their wish to favor the underpriviledged, give even more than what they have. This is why his family is not as well off as their friends and neighbors.

Mrs. March has to see to everything her husband has no time for. It is clear her daughters will not be rich heiresses who can easily catch a husband. They will have to make their own way in the world and their mother prepares them to do this with dignity. Mrs. March does not only look after her own family. She also sees to the Hummels, a family of very poor immigrants. She and her daughters deprive themselves of the few fancies and caprices they can afford to benefit the Hummels.

Aunt March is rich. And she means to keep being so. Which is why she hardly ever helps anyone. She considers her nephew, Mr. March, a dreamer. The little help she offers her family consists mostly of hiring one of the girls to keep her company.

Mr. Lawrence, the March family’s neighbour and the grandfather of the girls’ best friend,  is also wealthy. More sentimental than Aunt March,  he is kind to the girls, treating them to delicious party food and allowing them the use of his piano and art gallery. When the March family has serious problems, he comes to their aid.

Hannah, Mrs. March’s faithful servant, looks after the girls like a second mother, especially when Mrs. March is away. Hannah also helps the girls care for the Hummels.

THE SISTERS AND THE MORAL PAP  

Louisa May Alcott humbly said that the many books she wrote for children were only moral pap. However, in this pap is also the grandeur of her work. In the 19th century there were people who wanted to be good. And in fact, that is what Little Women is about. Four little girls who wanted to be good. They did not only ambition material success.

In order to progress and become better persons, each of the four sisters identifies what she considers to be her worst defect. Throughout the novel, they will try to overcome these defects.

Meg, the eldest sister, finds vanity to be her weakness. Many readers feel that Meg is the least interesting of the sisters. I have heard some consider her a born loser. But the truth is that Meg cannot be easily understood by those who are not as sensitive as she is. Meg is not really as vain as she thinks she is. In truth, she is attracted to beauty. At first this attraction appears as an urge to own lovely clothes and trinkets. But it grows into something else. Meg is not very ambitious. She doesn’t need to triumph and be famous. In a chapter where the girls and their friend discuss their dreams, Meg says all she wants is a beautiful home full of pleasant people. Her loyalty to her father and his ideals and her ability to see what is beautiful lead her to a marriage that dooms her to a life of relative poverty. Meg marries a poor man because she realizes that he is morally superior to her other, wealthier beaus.  And more beautiful on the inside.

Jo thinks that wrath is her worst sin. She is hotheaded and angers easily and this often has unhappy consequences. Jo is aware that as a woman she has few possibilities to get ahead in a world designed for men. She would love to join the army and fight in the war and even considers disguising herself to do it. Jo does dream of fame and success as a writer, but she wants this also because she wishes to help her family. Jo not only earns a little money for her family as Aunt March’s lady-in-waiting. She also gets to publish a truculent story or two in the kind of  press sensation lovers read. Alcott wished this character to remain single, but her editors put pressure on her and she had to find Jo a husband. In Little Men, one of Little Women’s  sequels, we find Jo running a very special school for children with her husband.      

Beth is pathologically shy. She has to overcome her shyness to be able to function in society. When Mr. Lawrence gifts Beth with a piano that belonged to his departed daughter, Beth, in gratitude, dares to embroider a pair of slippers for him. This is quite an achievement for a girl like her. But though the idea of going to a party terrifies her, Beth is able to see to the needy. While caring for the Hummels, Beth catches a disease that mines her health and eventually exposes her to tuberculosis. Beth dies, leaving a huge gap in the family.

Amy, according to almost everyone, is selfish. In truth, she is more practical than selfish. She wishes to become a great artist, but when she finds that she is not as good a painter as she would like to be, she decides to opt for a fine marriage. Amy is the favorite of competitive readers, because by the end of the novel she seems to be the winner among the sisters, obtaining both love and wealth.  But Amy does not obtain love until she runs a risk. She puts her heart before her desire for riches and says no to a very, very wealthy suitor she does not love. Her reward is to marry everyone’s favorite boy, who is also conviniently rich, though not as much as her rejected suitor.

THE HUSBANDS

Theodore Lawrence, Laurie to his friends and Teddy to Jo, is the male hero of this novel. An orphan who lives with his rich grandfather, he observes his little neighbours  from a distance until the bravest of them dares to speak to him. Although he becomes Jo’s dearest friend, Laurie has his moment with each of the March girls. Meg coincides with him at a fashionable party where they get  to discuss vanity. Timid Beth admires his vitality and sighs wishing she could be like him. Jo hears her sighing and thinks Beth is in love. She rejects Laurie’s advances hoping this will give Beth a chance with him. But it is Amy who gets to marry him. Some people say that Laurie marries Amy because he wants to form part of the March family, having none of his own. But the avid reader of fairy tales will think differently. In one chapter, Laurie is a hero who saves Amy from drowning in a lake. In another, Amy has been sent to live with Aunt March so she will not catch the scarlet fever from Beth. Laurie promises to make the time she spends there less difficult by visiting her regularly. And, like a true gentleman, he keeps his word faifthfully. Though he does not notice this till the end of the book, Amy always brings out the best in Laurie. 

John Brooke is Laurie’s tutor. Very well educated and gentle, but also very poor. He falls in love with Meg as soon as he sees her, but she does not respond at once. Brooke is present during many of the young people’s outings, and it is there that Meg notices how much better a man John is than her other friends. Brooke also accompanies Mrs. March to the front when her husband is ill and has to be seen to. The March family is very grateful to John for this and he becomes a good friend of the family. But Meg only decides to accept his proposition when Aunt March warns her not to  marry this penniless man because she will be miserable all her life. Meg defies her aunt, but unfortunately, Aunt March’s warning proves to be true. Though John works  very hard, struggling to support a growing family, he dies young, leaving Meg a widow with three children.  From then on Meg has to depend on others for help. In the sequels Little Men and Jo’s Boys,  all the members of the March family are unanimous in their praise of the departed John. Even the younger generation considers him the best of the men in the family. But when Daisy, Meg and John’s daughter, decides to marry an orphan who means to earn his living playing the violin, Meg does not easily grant her blessing. I cannot help complaining here that the character of John Brooke was treated miserably in the 1994 film. He appeared to be a fatuous man who even dressed extravagantly when poor John hardly had enough to buy himself a new coat when his old one needed to be recycled.

Frederick Bhaer is another well educated and cultured  good man who lacks a fortune. His lot improves when he marries Jo, for Aunt March leaves her a grand estate in her will. This is Plumfield, where the couple found a school together.  Though Alcott’s Bhaer reminds one of Santa Claus, being older, benevolent, bearded, cheerful and German with an accent, films usually represent him as an attractive and interesting foreigner. In the novel this man always supports Jo and in the sequels they become a successful team of co-workers.  But the 2019 film gives no importance to this complicity so as  to highlight Jo’s independent character.

THE PROTESTANT WORK ETHIC  AND THE CATHOLIC MAID

The ambition that drives the little women to succed in this world, so much admired today, is nothing but a manifestation of the Protestant Work Ethic. One must work hard and strive to be successful here and now to be able to enter Heaven later. The March family was Protestant and they took religion very seriously. I will now mention what is probably the second most read book by Protestants after the Bible and its influence on Louisa.


The Pilgrim’s Progress was written by John Bunyan and published for the first time in 1678. It is an allegorical novel in which a man named Christian abandons his home to try and find the way to Heaven. This pligrim makes it to his destination, but not before visiting many dangerous places and meeting many conflictive  beings that could have impeded him from attaining his goal. At least four of the chapters of Little Women bear titles that are inspired by Bunyan’s book.  These chapters are:

Chapter 6 – Beth Finds the Palace Beautiful

Chapter 7 – Amy’s Valley of Humiliation

Chapter 8 – Jo Meets Apollyon

Chapter 9 – Meg Goes to Vanity Fair.

Bunyan’s work, so important for Protestants, is little known among Catholics because in it one of the beings that menaces Christian’s salvation is the Bishop of Rome himself. But when Louisa May Alcott wrote her own novel, times had changed a little and the hostility between Papists and Protestants was not as virulent as in the 17th century.

In fact, one of the characters of Little Women is Esther, Aunt March’s French maid. Esther is both French and a Catholic, and during Amy’s stance at Aunt March’s, she explains to this girl that the rosary is not a necklace but a n instrument to aid in prayer. Esther creates a small chapel in a closet and there, before an image of the Blessed Mother, Amy, though she does not dare to employ the beads, finds comfort in praying for the recovery of her sister. In this way, Alcott’s novel does more than one might think for the cause of peace  by placing  the goodness there is in ordinary people over the struggle of leaders for religious power.

I hope these notes will not be only considered anachronistic, and may help to comprehend Alcott’s work as well as world history a little better.  May they also serve as a reminder that goodness also counts.  


Friday, 6 November 2020

Mujercitas: Ambición y /o Bondad

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La revista SpeakUp, que me ha sido de utilidad en muchas ocasiones, sacó en septiembre un número que iba acompañado de un DVD con la película Little Women (Mujercitas), versión de Greta Gerwig. Es de suponer que este DVD se utilizará en más de un aula. Aunque la película es visualmente hermosa y comparto el amor de su directora por la obra de Louisa May Alcott, creo que no es fácil de seguir y de entender para quienes no hayan leído previamente la novela. El guion, nominado a un Óscar, salta alegremente de un período a otro en la vida de las  protagonistas. Escenas en las que estas ya son mujeres, van seguidas sin más de  escenas de su niñez de forma mareante, sobre todo por ser las actrices las mismas en toda la película. Sólo forofos de la novela pueden apreciar lo que está pasando y lo que se ha hecho con la obra. Va a hacer falta algo más que el librito guía que ofrece la revista para que un neófito se aclare.  Por cierto, he detectado un error en la página 6 de la guía, donde se dice que el protagonista masculino vive con su tío. No es cierto. Este chico vive con su abuelo. No hay ningún tío por ninguna parte. Repito que la revista me ha sido muy útil muchas veces. Esta es una ocasión algo especial.


Publico esta entrada precisamente para dar algunas claves que puedan ayudar a explicar la película o incluso la novela en el aula, y también porque el día 29 de este mes  de noviembre Louisa May Alcott cumple 188 años. 

                                                                      

INTERPRETACIONES

Como toda buena obra, la novela de Louisa May Alcott sobre cuatro hermanas que crecen con ética pero en libertad, admite  interpretaciones diversas. Las distintas películas y obras teatrales e incluso el musical que la han adaptado han dado más importancia a un aspecto u otro de la novela. Así, la película filmada en 1933, debido a la Gran Depresión, pone énfasis en la precaria situación económica de la familia March. En cambio, la película de 1949, debido a la Segunda Guerra Mundial,  recalca el sacrificio y  el esfuerzo  que hay que hacer cuando hay una guerra que ganar, en el caso de Mujercitas la guerra civil norteamericana. El film de 1994 pone el acento en lo inteligentes y creativas que son las hermanitas March y en como desean salir adelante y cumplir sus sueños en un mundo en el que las mujeres tienen pocas posibilidades aparte de un matrimonio de conveniencia o un trabajo mal pagado en la primera enseñanza. La película de 2019, que es la que nos concierne aquí, lleva esta necesidad de hacerse valer mucho más lejos.

Para entender mejor lo que el film del 2019 ha hecho con la novela, hay que entender a cada uno de los miembros de la familia March.

LOS MAYORES

El Sr. March es un idealista y un activista que lucha por la abolición de la esclavitud. Se pasa la mayor parte de la novela en el frente. Escribe cartas a sus hijas instándolas a ser buenas pero también efectivas. Es de esas personas que en su afán por ayudar a los desfavorecidos dan incluso más de lo que tienen, por lo que los apuros económicos son algo frecuente en su hogar.

La Señora March tiene que ocuparse de todo aquello para lo que no tiene tiempo su marido. Está claro que sus hijas no van a ser ricas herederas. Tendrán que salir adelante por sí mismas. De hecho, las dos mayores, a pesar de ser adolescentes, ya trabajan y contribuyen a la economía familiar.  Pero las March no sólo cuidan de sí mismas. Se ocupan también de una familia de indigentes, los Hummel, privándose de los escasos caprichos que podrían tener para mejorar la suerte de  unos niños hambrientos y enfermos.   

La Tía March es rica. Y quiere seguir siéndolo. Por eso apenas ayuda a nadie. Considera a su sobrino, el Sr. March un iluso. La poca ayuda que da a sus parientes consiste básicamente en emplear a una de las niñas como señorita de compañía.

El Sr. Lawrence, vecino de la familia March y abuelo del amigo del alma de las niñas, también es rico. Más sentimental que la Tía March, de vez en cuando tiene bonitos detalles con las chiquillas y presta también ayuda a la familia cuando las cosas se ponen feas. 

Hannah, la fiel sirvienta y amiga de la Señora March, cuida de las niñas como si fuesen sus hijas y las acompaña cuando van a socorrer a la familia Hummel.  

LAS HERMANAS Y LA PAPILLA MORAL

Louisa May Alcott restaba humildemente importancia a los muchos libros para jóvenes que escribía diciendo que su obra era papilla moral. Sin embargo, en esa papilla está también la grandeza de su obra. En el siglo XIX  había gente que quería ser buena. Y en realidad de eso va Mujercitas, de cuatro niñas que querían ser buenas. No solo ambicionaban triunfos materiales.

Para poder progresar y mejorar como personas, las cuatro hermanas identifican cada una el que consideran el mayor de sus defectos y a lo largo de la obra intentan vencerlos.

Meg (Margarita) la hermana mayor, señala la vanidad como su defecto. Muchos lectores piensan que es la más deslavada de las hermanas. Pero en realidad no es así. Este personaje simplemente es más difícil de entender para aquellos que carecen de una sensibilidad como la de Meg. En realidad, Meg no es vanidosa. Es que siente verdadera atracción por la belleza.  Al principio esta atracción se manifiesta en un afán por poseer cosas bonitas. En un capítulo de la novela, las chicas hablan de sus sueños. Meg no es muy ambiciosa. No pide destacar. No quiere fama ni grandeza. Quiere un hogar muy bello lleno de personas amables. Su lealtad para con las ideas de su padre y su facilidad para ver lo bueno que hay en los demás la lleva a un matrimonio que la condena a una vida de privaciones. Meg se casa con un hombre pobre porque se da cuenta de que es más bello por dentro que  sus pretendientes ricos.   

Jo (Josefina) piensa que la ira es su pecado capital. Se indigna fácilmente, y esto trae malas consecuencias. Por lo demás, Jo es consciente de que como mujer sus posibilidades son muy limitadas. Daría cualquier cosa para poder alistarse e ir a pelear en la guerra y hasta considera disfrazarse de hombre para poder hacerlo.  Ella sí sueña con ser famosa y triunfar como escritora, pero sobre todo para poder ayudar a su familia. Además de trabajar como señorita de compañía para la Tía March, con la que choca continuamente por su espontaneidad y brusquedad, Jo  hace sus pinitos como escritora vendiendo historietas de aventuras truculentas, muy del gusto de la época, a la prensa amarilla. La autora de la obra quiso que este personaje permaneciese soltera, pero sus editores la presionaron y no hubo más remedio que encontrarle un marido a esta chica. En Hombrecitos, una de las secuelas de mujercitas, encontramos a Jo dirigiendo una escuela muy especial para niños junto a su marido.

Beth (Isabel) es patológicamente tímida. Tiene que vencer una timidez  que no la permite formar parte de la sociedad. El Sr. Lawrence, que ha perdido una hija, regala a Beth un piano que perteneció a la difunta. En agradecimiento, Beth borda unas zapatillas para el anciano y se atreve a regalárselas. Un gran logro para esta niña que no podía asistir a un acto social pero no  tenía miedo de asistir a desvalidos, hasta el punto de que estos la contagian una enfermedad que la debilita la salud y la expone a coger tuberculosis. Beth muere dejando un vacío enorme en la familia.

Amy (Amada), según dicen todos,  peca de egoísmo. En realidad  es más práctica que egoísta. Ambiciona ser una gran pintora, pero cuando se da cuenta de que no es ningún genio se conforma con optar por un buen matrimonio. Es el personaje preferido por todas las lectoras competitivas, pues al final de la obra aparenta ser la ganadora, ya que consigue tanto riqueza como amor.  Pero Amy sólo consigue ganar cuando se arriesga, y pone su corazón por encima de su afán de riqueza. Rechaza la petición de matrimonio de un hombre muy rico al que no ama porque piensa que puede tener una posibilidad de casarse con el chico que realmente desea, que está también convenientemente forrado, aunque no tanto como el anterior. Así demuestra Amy que no solo es la ambición lo que la mueve.     

LOS MARIDOS

Theodore Lawrence, Laurie para los amigos y Teddy para Jo, es el protagonista masculino de la obra. Nieto del rico Sr. Lawrence, observa a sus vecinitas desde la ventana de su caserón hasta que se atreve a hablar con la más decidida de ellas. Aunque se convierte en el amigo inseparable de Jo, cada una de las hermanas tiene su momento con este joven. Meg se encuentra con él en una fiesta lujosa y tienen oportunidad de disertar sobre la vanidad. Beth, más tímida, admira su vitalidad desde lejos, deseando ser como él. Esto hace que su hermana Jo piense que Beth está enamorada del joven y se distancie de Laurie con el propósito de cedérselo a su hermana. Pero es Amy la que se casa con él. Hay quién dice que Laurie en realidad no ama a Amy sino a la familia March. Él es huérfano, y  ha encontrado en los March la familia que  ansía tener. Pero al lector asiduo de cuentos de hadas no le debería sorprender este final. En un capítulo Laurie se comporta como todo un héroe y  salva la vida de Amy, a punto de morir ahogada en un lago helado. En otros, han mandado a Amy a vivir con la Tía March para que no se contagie de la escarlatina que ha pillado Beth por cuidar a la familia Hummel. Laurie ha prometido visitar a Amy todos los días para que se la haga más llevadera su estancia en casa de su tía exigente y cumple su promesa fielmente. Aunque él no se da cuenta de ello hasta el final, es siempre Amy la que le hace quedar como todo un caballero.    

John Brooke es el preceptor de Laurie. Muy educado y gentil, pero muy pobre. Se enamora de Meg en cuanto la ve, pero no es correspondido inmediatamente. Brooke está presente durante salidas y excursiones de los jóvenes protagonistas de la obra, y es durante estas que Meg se da cuenta de que este hombre es moralmente superior a los muchachos que frecuenta. Brooke también acompaña a la Señora March al frente cuando tiene que atender allí  a su marido enfermo. Los March quedan muy agradecidos y surge amistad entre el joven preceptor y la familia. Pero Meg no se decide a aceptar la proposición de matrimonio de John hasta que la Tía March la advierte de que ni se la ocurra casarse con ese pobre hombre porque va a ser una desgraciada toda su vida. Al casarse, Meg efectivamente sufre privaciones, pero lo peor es que su marido no tarda en dejarla viuda con tres hijos. A partir de ahí, Meg depende de la ayuda que la dan los demás. En las secuelas Hombrecitos  y Los Muchachos de Jo  los March se muestran unánimes al recordar a John Brooke como el mejor de todos los hombres de la familia. Pero cuando Daisy, una de las hijas de Meg, decide casarse con un huérfano paupérrimo recogido por Jo que pretende ganarse la vida como violinista, Meg no da su bendición fácilmente. El personaje de John Brooke no ha sido muy bien tratado en las películas que se han hecho de Mujercitas. No puedo dejar de decir con gran  indignación que el film de 1994 trata a este personaje de forma deleznable, representándole como un fatuo insoportable que hasta viste de forma extravagante cuando lo cierto es que el pobre John no tenía ni para un abrigo nuevo cuando el suyo ya estaba para reciclar.    

Frederick Bhaer es otro hombre culto y educado pero sin fortuna. Su suerte resulta ser mejor que la de John Brooke, porque al casarse con Jo, su situación económica mejora. La Tía March deja una gran finca a Jo, que, con el apoyo de su marido, la convierte en una escuela para niños. Aunque la descripción de Bhaer en la novela hace recordar a Papá Noel – es mayor, benévolo, con barba y alemán con acento – en el cine casi siempre se le ha representado como un extranjero muy interesante y atractivo. En la novela, este hombre nunca deja de apoyar a Jo y en las secuelas forman un gran equipo. Pero la versión de 2019 no da importancia a esta complicidad para estresar la independencia de Jo.      

LA ÉTICA PROTESTANTE Y LA DONCELLA CATÓLICA

Esa ambición de las mujercitas por triunfar en la vida que tanto se admira hoy en día, no era otra cosa que una manifestación de la ética protestante. Hay que trabajar duro para triunfar en la vida y eventualmente poder entrar en el cielo, según esta ética.

La familia March era protestante y se tomaba la religión muy en serio. Vamos a hacer mención aquí del que probablemente sea el libro más leído por los protestantes después de la biblia.



El Progreso del Peregrino fue escrito por John Bunyan y publicado por primera vez en 1678. Se trata de una novela alegórica en la que un hombre llamado Cristiano abandona su hogar para buscar el camino al cielo. Este camino está lleno de lugares y seres peligrosos que intentan impedir que el peregrino llegue a su destino. Al menos cuatro de los capítulos de Mujercitas llevan títulos inspirados en la obra de Bunyan. Son precisamente los capítulos que tratan más de cerca los defectos que tienen que vencer las chiquillas.  Se trata de: 

El capítulo 6 Beth encuentra el Palacio Hermoso

El capítulo 7 El Valle de la Humillación de Amy

El capítulo 8  Jo se encuentra con Apolión

El capítulo 9 Meg visita la Feria de las Vanidades.

La obra de Bunyan, tan importante para el protestantismo, no es muy conocida por los católicos porque en ella, uno de los seres que amenaza la salvación de Cristiano es nada menos que el Papa de Roma. Pero para cuando Louisa May Alcott escribió Mujercitas, los tiempos habían cambiado y la hostilidad para con los papistas no era tan agresiva como lo fue en el siglo diecisiete.

De hecho, uno de los personajes de Mujercitas es Esther, la doncella de la Tía March. Esther es francesa y una ferviente católica, y durante la estancia de Amy en casa de su tía, explica a esta niña que el rosario no es un collar sino un instrumento para facilitar la oración. Esther crea una pequeña capilla dentro de un vestidor para Amy, y allí, ante un cuadro de la Virgen, Amy, aunque no se atreve a utilizar un rosario, encuentra consuelo rezando y pidiendo por la salud de Beth. La novela pone así su granito de arena a favor de la paz, poniendo la bondad de las personas por encima de la lucha por el poder religioso.   

Espero que estos apuntes no resulten solo anacrónicos y que sirvan para comprender la obra de Alcott y la historia mundial algo mejor, así como para recordar que la bondad también cuenta.    

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